La felicidad está en las cosas pequeñas.

Existe un dicho que afirma que la felicidad está en las cosas pequeñas.

Comentarios satirones a parte , este dicho encierra una gran verdad. Sobre todo cuando se refiere a los coches.

Un coche pequeño es lo mejor, es económico, ecológico, y hasta si me apuran coquetón. Es el mejor amigo de los centros comerciales, nunca más volverá a decir, “mi coche ahí no cabe”. Un coche pequeño se aparca en cualquier sitio. Y además no nos engañemos la mayoría de las veces, uno viaja sólo o la sumo acompañado de alguien más, por lo que por muy pequeño que sea el maletero tienes espacio de sobra.

Ahora bien, como todo lo bueno, el coche pequeño tiene dos grandes enemigos: El padre de familia y el “cagaprisas” (también conocido como “despégateme del trasero”) :

- El padre de familia es un personaje tan convencido de que los coches grandes son necesarios, que se ha inventado cosas tan inútiles como las “cunas de viaje”, los “maxi cosi” (esto no hay nadie que sepa a ciencia cierta lo que es) o los “calienta biberones”. Como si no se pudiera calentar la leche en el microondas!!!
Por eso cuando le dices que el tener un hijo no es excusa, que tu madre te llevaba a ti y a tus cuatro primos en un dos caballos, te dice: “Ya, pero es que en esa época no teníamos cunas de viaje, ni calienta biberones, ni maxi cosis”.
Y claro ahí te tienes que callar, (Si no sabes lo que es un maxi cosi , como para saber cuánto ocupa), y dejarle que se compre un monovolumen, que además de ser horroroso no cabe en ningún lado.

- El cagaprisas es peor todavía. Es un ser obtuso que en su cabeza relaciona automáticamente coche pequeño con coche lento, y es verte y pegarse a tu trasero.
Alguien tendría que hacerles entender que un coche pequeño no corre menos por el hecho de ser pequeño. Y que además por mucho que se pegue, dé luces o pite, el coche de delante no va ir más rápido, como mucho se aturrulla y es aun peor. Estos últimos que tengan cuidado porque al coche pequeño le ha salido un defensor, un pequeño C3 de la guardia civil que “apatrulla la M50”.

Así que visto lo visto, el que no se conforma con un coche pequeño, es porque no quiere.
Aunque como siempre “hay gente pa to”, ¿Se acuerdan de aquel que cantaba que para ser feliz quería un camión? A ver donde lo aparca un sábado por la tarde en Ikea……