De jamones y búfalos

Lo sé, lo sé, lleváis una semana esperando a que escriba algo en mi blog. Pero creerme la espera valió la pena. Por fin esta semana tengo cosas que contaros, me he explayado.

En primer lugar tenemos que congratularnos.

Si señor tenemos que celebrar, el Cádiz C.F por fin empieza a acercarse al que es el lugar que se merece. Si se midiera a un equipo por su afición o por la ciudad que representa, el Cádiz debería jugar algún tipo de Champions perpetua o algo por estilo. Pero como todavía nos cuesta un poquito eso de correr, la categoría de plata tampoco esta tan mal…

Este fin de semana, el Cádiz se deshizo de la eliminatoria y se aseguró su ascenso, como solo lo haría un buen gaditano, 1-0 en casa y fuera 0-0. Vamos lo justito, que tampoco es cuestión de cansarse.

Eso sí, esto no es más un paso intermedio, ¡Ya estoy ansiosa por volver a ver un 0-1 en el Bernabeu!


Yo para celebrarlo este fin de semana me voy a recoger un jamón. ¿Qué mejor manera para celebrar, que comiendo esa perla de la gastronomía española que es el jamón ibérico? Cualquier gaditano se sentiría orgulloso. Y además no es un jamón cualquiera. De lo que yo he catado es el único que le hace sombra al del Juan Luis de Tarifa. Si os dijera que es excelso me quedaría corta.



En fin, por todo esto y en honor al Ale, la Mila y todos esos Cadistas que recorrieron 1139 kilómetros para teñir de amarillo Irún, he decidido contar hoy en mi blog la famosa:


“Teoría de la manada de búfalos” .


En verdad el origen de esta teoría es incierto. Aunque me he dedicado a divulgarla por el mundo, por la gran lección que nos enseña, he de reconocer que no la elaboré yo. Algunos dicen que salió publicada en el National Geograpic, otros que es el resultado de un estudio realizado por alguna universidad americana, pero todo son rumores.

A mí me la contaron una noche de levante, en la plaza de San Antonio, con un cubatita y un paquete de pipas, hace ya más de 10 años. Y desde que me la contaron la hice mía.

Como todos sabéis, (me consta que habéis dormido muchas siestas frente a documentales de la dos y eso se queda en el subconsciente), la velocidad de una manada de búfalos viene marcada por la velocidad del búfalo más lento.

El búfalo, animal social donde los haya, se para siempre a esperar a sus colegas. Y cuando viene un depredador, corre que se las pela, pero nunca abandona a su compañero más débil. Por lo que la velocidad de escape de la manada, la limita siempre el búfalo más lento, el búfalo más débil.

El depredador, se carga siempre al primer búfalo que atrapa, que siempre será el más retrasado de la manada, el más débil.
Por tanto en la siguiente escapada, la manada irá un poquito más rápido: a la velocidad del que es ahora él más débil (que a su vez era un poquito más rápido que el último que se comieron).

Conclusión para los que se han perdido: La manada cada vez es más rápida.

Y ahora viene lo importante, algo similar ocurre en vuestro cerebro. Vuestro pensamiento va siempre a la velocidad de la neurona más débil, que limita al resto de neuronas.

Cuándo bebéis alcohol, matáis neuronas, claro que sí, y obviamente matáis las neuronas más débiles.

Es decir, como pasaba con la manada de búfalos, cuando bebéis hacéis que vuestro cerebro vaya más rápido, quitando el lastre de las neuronas más lentas.Lo que os hace indudablemente más inteligentes.

Así pues amigos bebed y celebrad, que lo mismo mucho más listos no os hacéis, pero eso sí que os quiten lo bailao….