Antes de contaros una nueva teoría, permitidme que os ponga al día de mi gastronomía:
Recogí el jamón, lo cate, lo recate, y el pobre esta casi para darle ya la vuelta. Lo llamo “Paulova” porque creo que nunca he visto una patita de jamón mas esbelta (y eso que pesa 7 kilos y pico), parece una bailarina de ballet, haciendo un “pas de boulet”, ains, me enternezco sólo de pensar en ella.
Las gambitas de Palamós, bien, requetebién, con esos bigotitos…, es increíble como un bicho tan feo puede estar tan rico a la plancha.
Y ahora sí, hoy y os voy a hablar de un tema de rabiosa actualidad, al menos en mi oficina, la diferente percepción térmica de los seres humanos.
Es curiosísimo, él como a la misma temperatura, mientras unos tienen frío otros tienen calor. Yo creo que se basa en tres factores, el genético, el ambiental, y el genérico.
Lo del genético es claro, si uno y toda su familia provienen de una zona cálida (tómese como ejemplo a mi misma con mis genes gaditano-mediterráneos), uno tiene tan baja resistencia al frío que si no quiere morir por congelación en Zamora, o se forra de ropa (¡qué gran invento la camiseta térmica!) o se sube el punto de congelación de la sangre a base de alcohol (pura física, el etanol tiene el punto de congelación más alto que el agua…)

Lo del ambiental también es lógico, si uno proviene de una zona fría, pero ha pasado gran parte de su vida en una zona cálida, se vuelve menos resistente al frío. Es lo que vulgarmente se considera como “amariconarse”. Aquí se puede tomar como ejemplo a los Lorenzos, fornidos muchachos del norte que, al pasar la mayor parte de su tiempo en la vertiente mediterránea, ahora cuando regresan a su pueblo se tienen que hartar de alcohol para no morir de frío.
Y finalmente tenemos en cuenta el factor genérico. A igualdad de los otros dos factores el género suele ser determinante. Las mujeres son más propensas al frío que los hombres. No es que la constitución de la mujer sea más débil, o alguna tontería por el estilo. Es resultado directo de las costumbres de la sociedad actual. De nuevo es pura lógica, se debe a los pies y al pelo. Fijémonos en los pies de cualquiera de mis compañeros de oficina su calcetín, su mocasín, o sea, el pie bien forradito. Y ahora fíjense en los pies de cualquiera de sus compañeras de oficina, la que no lleva sandalias lleva chanclas, ¡hala, los deditos bien al aire! Y como es bien sabido si uno tiene los pies fríos es imposible calentarse. ¡Y qué me dicen del pelo!, todos sabemos que el pelo aísla, lo tienen todos los animales salvajes, para protegerse de las inclemencias climáticas. Y que hacen salvajemente las mujeres arrancárselo. De ahí que al haberse arrancado el pelo, no les aislé, y cuando se pone el aire acondicionado a toda pastilla, ellas anden con la rebequita muertas de frío y ellos sudando.
Como toda buena teoría tiene sus excepciones y sus alumnos aventajados.
Los alumnos aventajados son todos aquellos que observando esta diferente percepción han visto en ella un nicho de mercado. Qué me dicen del climatizador bi-zona, él que lo invento un “aguililla” seguro.
Las excepciones, son los llamados “sin sangre” a estos como no les corre la sangre no se les puede congelar, ni hervir. Dos de sus máximos representantes, conocidos por todo el mundo son Iniesta (no hay más que verle el color, al pobre chiquillo) y Del Bosque. Por favor, no les dejen hacer mas anuncios que dan pena, o póngales una trasfusión o algo antes….
El único objetivo de mi teoría del frío es que seamos mucho más compresivos con las guerras del aire acondicionado, y si hay que bajar el aire pues se baja y sí que hay que subirlo pues se sube…. será por aire, con la de Levante que está haciendo...
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