viernes, 11 de diciembre de 2009

Me las prometia felices

Yo me pesaba que iba a poder relataros mi viaje en cómodos fascículos coleccionables.

¡Ja! no contaba yo con mi jefe.
Es como el azulejo ese que tienen en los bares de “hoy es un día maravilloso, veras como llega alguno y lo estropea” pues yo tenía mi plan maravilloso pero ya verás cómo llega algún Gallego y me lo estropea.
Me han dado más trabajo sin subirme el sueldo, algunos lo ven como un ascenso, pero yo creo que me han tomado el pelo. Conclusión, ya no tengo tiempo ni para ir al baño, lo cual aunque es escatológico, es rigurosamente cierto.

Así que ni os cuento de cuando voy a encontrar tiempo para escribir en este mi adorado blog. Pero no temáis, no os olvido, fundamentalmente por que como os he contado en innumerables ocasiones, esto para mí, es terapéutico.

El caso es que ahora mis cómodos fascículos coleccionables se van a reducir a tres: Ciudad del cabo, las cataratas Victoria y Hwange park.

Ciudad del cabo fue nuestra primera etapa del viaje y aunque solo fueron dos días, nos dio tiempo a ver muchas cosas.
Nada más llegar empezó las emociones, y es que en ciudad del cabo, debido a que fueron colonia Inglesa, todavía se conduce por la izquierda. Esa manía de los hijos de la Gran Bretaña nunca la comprenderé, ¿por qué ir al revés que el resto del mundo civilizado? Yo creo que para fastidiar.

El caso es que esa puñetera costumbre unida a mis problemas de lateralidad convierten una rotonda en un Jeroglífico indescifrable ¿Y ahora para que lado tiro yo, dios mío de mi alma?

Afortunadamente, mi chico se hizo cargo y aunque tuvimos un par de sustos, todo fue bastante bien. Os contaré solo tres anécdotas de esta zona.

La primera casi al principio. Paramos en una bonita zona costera con casetas de playa de colores, la marea estaba baja y las rocas llegaban hasta bien entrado el indico, había incluido hasta una piscina natural donde se bañaban unos señores mayores. El caso es que nos pusimos a andar entre las rocas. Roberto se agachó para fotografiar una gaviota, y de pronto, una de las rocas negras que estaban detrás de Roberto empezó a levantarse como un muro de negro de más de dos metros de altura. Yo que no sabía qué era aquello, apenas si pude señalar con el dedo y gritar “Roberto Roberto” el pobre primero miró hacia a mí, luego cuando la chica detrás de mí grito “Whaleeeeeeee” se dio la vuelta y vió una tremenda ballena negra hundiéndose en el agua a diez metros de él.

Ese no fue el unico susto debido a los animales que tuvimos, la verdad es que Africa, todavía no ha sido robada del todo a los animales, por lo que es normal encontrarlos en la carretera, en el río, o hasta en la piscina del hotel.
Es más la carretera está llena de señales de cuidado pingüinos, o “baboons are dangerous, don’t feed the baboons” . También fuimos a la playa de Boulders , una reserva natural de pingüinos, al principio parecía que era tipo zoo, que no te podías acercar, pero luego cuando nos metimos más hacia dentro los pingüinos se cruzaban por tu camino, y de hecho podéis ver en la foto como había uno que le echaba cojones y estaba dispuesto a morderme.
El caso es que cuando salíamos de la playa vimos unos monísimos perritos de la pradera.(solo les falta sonreír para la foto).

Lo de los perritos de la pradera es curioso, mientras que hay gente que sabe perfectamente lo que son, y no se extraña, hay otros que se ríen y se piensan que es el perro de chiquito ed la calzada o alguna historia parecida.

El caso es que claro vete a saber cual es nombre científico del perrito de la pradera y mucho menos como se dice en inglés, así cuando vimos los carteles de “Baboon are dangerous”, lo primero que pensé es que se referían a los perritos de la pradera. Y yo pensaba, pues no parecen tan feroces los perritos, hombre te pueden pegar un buen bocao pero de ahí a ser peligrosos. ….

No fue hasta más tarde, cuando fuimos al cabo de buena esperanza cuando descubrimos de verdad lo que eran los baboon, unos monos de metro y pico, vamos los babuinos de toda la vida y esos sí que daban miedo…… (Os pongo también fotitos de los avestruces, que verlas así tan cerca impresiona)

El cabo de buena esperanza, tenía vistas espectaculares, ver donde se unen el índico y el atlántico. Y si fuera un pirata ya podría ponerme un pendiente (todavía me queda el de hornos para ponerme el otro).

Para finalizar el día fuimos a lo alto de Table mountain, una gran montaña, desde la que se divisa todo ciudad del cabo. Nos dijeron que la puesta de sol era espectacular, así que fuimos bastante tarde (de hecho subimos en el ultimo teleférico).
Fue un poco surrealista, cuando estábamos subiendo una lisboeta, cogió el micro de la telecabina, y se puso a cantar una canción típica portuguesa. Imaginen, tu subiendo a una montaña de Sudáfrica rodeada de nubes y de banda sonora una portuguesa “entonailla” cantando…..lo dicho surrealista.
Eso sí los portuguesitos arriba duraron un plis, con el fresquito que hacía y la medio melopea que llevaban subieron y bajaron del tirón. La verdad es que pegaba bien el vientecillo, pero las vistas merecen la pena.
También os dejo un par de fotitos.
Nos quedo el bañarnos con el tiburon blanco, el tomarnos un par de mariscadas mas (querica la mariscada del bahia) y disfrutar un poco más de la ciudad. Pero siempre es bueno que te quede algo, para tener una excusa para volver ¿no?
Voy a ver si soy capaz de subir las fotos y la semana que viene os cuento nuestras aventuras en las cataratas victoria.

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